Amigos y amigas que nos leen. Lo primero que hay que decirles es que no hemos leído el libro de Antonio Schlatter, "Por qué leer a Dostoievski". Aunque son muchos los beneficios que adquirimos leyéndolo, entre esos beneficios se encuentra el aprendizaje de su narrativa, el manejo de la psicología de los personajes que se mueven en sus novelas; el aspecto de judicial, entrelazado por la disyuntiva del agravio existencial, la religión cristiana y la relación del hombre con Dios. (Pero no es nuestro propósito interferir con este valioso artículo que le enviamos). Dostoyevski nació en Moscú en 1821 y murió en 1881 a los 59 años de una hemorragia, acompañada de un enfisema pulmonar y de un ataque de epilepsia. Su educación la recibió de su padre, ya que su madre falleció prematuramente, cuando el escritor todavía era un niño. Su obra maestra Crimen y Castigo, comenzó a escribirla en el mismo año que, en los Estados Unidos comienza la sangrienta guerra civil (1865). Por aquel entonces Dostoievski había perdido todo lo que había ganado, escribiendo para diferentes revistas y periódicos, y se vio en la necesidad de vender ropas, objetos valiosos y joyas, para ir paliando su situación económica. Pero cuando se publicó su novela Crimen y Castigo, desaparecieron todas sus penuria, y a partir de ese momento, se consagra como escritor, y sus libros comienzan a venderse y a traducirse por toda Europa y América. Esta obra (como casi todas las que escribió) explora la psicología del ser humano, las zonas más oscura que hay dentro de los seres humanos, logrando impresionar los sentimientos del lector, abordando temas, como la extrema pobreza, la injusticia social, la adición al juego y a la bebida -que empaña la mente- y la delicada cuestión de decidir entre el bien y el mal, asunto no muy claro en lo más recóndito de la conciencia... No es mucho decir que el gran pensador alemán, Nietzsche sentía una gran admiración por Dostoievski.
Atentamente,
Rafael Bordao
Por qué leer a Dostoyevski
Se cumplen doscientos años del nacimiento de Dostoyevski. Buen momento para lanzarse al reto intelectual que supone la lectura de este genio literario. ¿Vale la pena esa aventura? ¿Qué puedo esperar, qué me puede aportar? ¿Es verdaderamente un escritor tan indispensable?
Las páginas de 'Por qué leer a Dostoyevski', obra publicada por EUNSA, Ediciones Universidad de Navarra, buscan despertar el interés de quienes se han planteado alguna vez ese reto, ayudarles a hacerlo correctamente, y animar así a quien aún no haya vivido la experiencia performativa que supone leer a Dostoyevski
Por más que viviera en circunstancias muy ajenas a las nuestras, Dostoyevski fue un autor que comprendió como muy pocos el alma humana universal y enseña a vivir en el misterio de Dios, del hombre y del mundo. Un novelista con quien poder aventurarse en unos parajes que por nosotros mismos no seríamos capaces de conocer a fondo: la extrema paradoja de la condición humana; las incongruencias de pretender vivir como si Dios no existiera; el abismo de la misericordia divina; el peso infinito que puede tener un instante o una decisión; el inmenso poder del sufrimiento humano. La vacuna perfecta para curar la peor pandemia que existe: la indiferencia.
«En la obra de Dostoyevski todo gira en torno al misterio del hombre en su relación con Dios», comienza así la introducción del libro el autor Antonio Schlatter Navarro, explicando lo que para Dostoyevski era esencial en la vida. «Y son esos tres elementos –Dios, la naturaleza humana y el modo humano de obrar en su relación con Dios, y los demás– en los que vamos a profundizar, todos ellos sintetizados en ese término, misterio, que es el único desde donde se puede y debe comprender el Cristianismo». Para Dostoyevski, lo esencial en la vida (Dios y el hombre, el pecado y el mal, la conciencia y la libertad…) no son problemas, sino misterios, como ya se ha mencionado. Es por ello que el autor señala que sólo desde el concepto de misterio, que incluye y necesita la gracia y lo sobrenatural, pueden ser comprendidos en primer lugar esos mismos misterios con su aparente oscuridad, «para luego, ya desde esos mismos misterios, llenar de luz todos los demás enigmas que envuelven la vida humana», concluye Schlatter. Tal como indica el autor, Dostoyevski es un escritor inabarcable. Por esta razón, la finalidad del libro no es hacer una breve sinopsis de su visión cristiana del mundo. Tampoco hacer una lectura directa de sus obras, pero sí, como fin último, el libro pretende animar a todo aquel que pueda tener miedo a sus escritos, por la dificultad o extensión, a leerla. «Vale la pena, en nuestra época más que nunca», añade Antonio Schlatter, «ahora que cumplimos doscientos años de su nacimiento es un buen momento para lanzarse a ese reto intelectual y comprobar que, aunque viviera en circunstancias muy ajenas a las nuestras, fue un autor que comprendió como nadie el alma humana universal».
Estimados lectores:
Si la justicia es la sublimación de los celos como afirmaba Freud, habría que cuestionar a los llamados revolucionarios de nuestra época, por haber puesto todas sus fuerzas al servicio del odio de clase, de la separación familiar y fraternal, agudizando con sus maniobras picarescas y sucias, las calamidades y la desesperación del prójimo. Los cubanos no están excluidos de tales sufrimientos; es más, el 85% de los ciudadanos de Cuba viven en una permanente agonía, el gobierno los pisotea como si fueran cucarachas (vale decir, que ahora se rumorea le darán de tomar al pueblo leche de cucaracha), los encarcelan a cumplir largas condenas, tan sólo por expresar su disconformidad con el gobierno, o cuando se manifiestan pacíficamente (ni siquiera esa indefensión) los salva de una brutal paliza y de los calabozos.
El miedo a expresar con sinceridad el pensamiento, ha ido empobreciendo la vida espiritual de aquellos que padecen esta denigrante cobardía. Desde el siglo pasado la revolución (convertida en dictadura revolucionaria) encabezada por Fidel Castro, dejó de ser una posibilidad estimulante y viable. Aunque esta dictadura insaciable, se haya mantenido largos años en el poder, eso de ninguna manera es indicativo de prosperidad y menos aún de la libertad (entendida ésta) como el derecho inalienable a expresar su opinión, disfrutar de su derechos que todos tenemos al nacer (¡no los da el Estado!) y resistir y combatir de la forma que estime conveniente, contra la constante opresión que asfixia a toda una sociedad, que sólo exige Libertad.
No podemos ser indiferente a la permanencia de Cuba en el Consejo de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, porque de ser así, estaríamos admitiendo el desparpajo y la apatía, en las instituciones que nos representan y nos protegen; de lo contrarios todo fuera permitido (hasta el crimen) y viviríamos en un mundo sin leyes, caótico, y posiblemente viéramos colgado en las iglesias, la horrible imagen del sañudo diablo, en el sitio correspondiente al Espíritu Santo...
Amigos y amigas, den un paso al frente y anímense a firmar, el miedo es la trampa que nos pone el ego. Hoy es Domingo de Resurrección y estamos celebrando la vida de Jesús.
Con paz y amor,
Rafael Bordao.